Son en las instituciones
penitenciarias y prisiones, donde el cine trata de hacernos ver el lado más
humano de los distintos perfiles que podemos encontrar en estos espacios. Un
mundo donde las normas, leyes, relaciones personales entre unos y otros, y,
sobre todo la convivencia entre
presos dista mucho entre los muros que la separan.
Llevado al cine, nos aporta un
amplio abanico de experiencias, sobre personajes muy dispares entre sí y
claramente diferenciados, aunque mantienen patrones comunes en la mayoría de
ocasiones.
Cadena Perpetua
(Frank Dorabont, 1994)
Andrew Dufrense (Tim Robbins)
acusado de doble homicidio, hombre de éxito en su trabajo, director general de
una sucursal bancaria, un hombre con futuro por delante, será condenado a
cadena perpetua. Paciente, tranquilo, calculador, a pesar de no ser un
delincuente habitual sabrá hacer frente a las dificultades que estar en prisión
le creará, gracias sobre todo a su educación, su experiencia profesional y sus
conocimientos en ciencias, en especial la geología.
Nada más entrar en la cárcel se
desmoraliza, e incluso los primeros años son muy duros debido a agresiones que
sufrirá pero enseguida sabrá integrarse, tanto con diversos presos, como con
los celadores e incluso el propio alcaide de la prisión. Se debe tener en
cuenta que con estos últimos las relaciones serán prácticamente profesionales y
administrativas. Todo ello, tendrá un objetivo importante para el protagonista
y otros propósitos como el de sobrevivir entre los muros que lo mantienen
preso.
El fenómeno de la
institucionalización en los presos será otra temática reproducida en esta
cinta, cuestionada por unos y por otros presos, entre los más cercanos a Andy
el personaje secundario, Red (Morgan Freeman) el cual también sentirá este
proceso que el mismo denomina como ya se ha dicho; institucionalizado. Un
hombre con fines comerciales dentro de la cárcel dedicándose al contrabando
como vía de escapa a la rutina del día a día de una prisión. Una rutina que él
mismo califica como se podría decir que es el concepto clave que resume la
percepción y el sentido de la vida dentro de una cárcel: rutina y más rutina,
sin apenas variación en el día tras día.

El jefe de los celadores, será
quien se encargue de hacernos ver la política de la violencia, de demostrar a
los presos quién manda sobre ellos, el cual no dudará en propinar palizas hasta
la muerte si fuese necesario, con el fin de mantener bajo control a los demás
presos, que por otra parte no muestra arrepentimiento y su conciencia queda
tranquila. Para él, que un preso actúe de un modo incorrecto, saltándose
cualquier tipo de norma , por muy leve que pueda parecer, es suficiente para
tener una excusa a la que acogerse y tener la oportunidad de poner el práctica
toda clase de castigos físicos, ya sea agresiones físicas o encerrado en lo que
se denomina en esta película como el “agujero” cuartos prácticamente oscuros
sin apenas espacio para los presos, algo muy común en esta clase de géneros
carcelarios, ya sea, que se nos muestre en alguna escena determinada, o
mencionada en algún diálogo.
Celda 211 (Daniel
Monzón, 2009)
En un solo día, donde transcurre
un motín, fingir disimular y mentir serán las armas de defensa del protagonista
Juan (Alberto Ammann) el cual deberá hacerse pasar por un preso más en el
momento justo de estallar la revuelta. El miedo estará presente en él en todo
momento, algo que deberá controlar para poder sobrevivir. Un miedo que irá a
más con su pareja sentimental, la cual se percatará de lo ocurrido. Malamadre,
(Luis Tosar) el antagonista cuidará sus intereses los cuales son también
colectivos pero incluso a él mismo se le crearán dificultades y tendrá
sospechas sobre Juan, hasta el punto de descubrir su verdadera identidad: un
celador, uno de sus enemigos, aunque no hubiese entrado antes en contacto con
Malamadre.
Por encima, al otro lado del motín y junto a él estarán las
administraciones penitenciarias, que tendrán en todo momento entrar por la
fuerza, pero se lo impedirá la situación de protagonista. Unas administraciones
que cuentan con Utrilla, (Antonio Resines) un funcionario como fama de
practicar métodos violentos con tal de obtener información: su política y su
lenguaje de relacionarse son el uso de la fuerza hasta donde sea necesario.
Las consecuencias principales de
este conflicto como base principal de la película, tendrán una serie de
consecuencias fuera de ella: la reacción de los familiares de los presos
agolpados a sus puertas, como reacción a la misma. Una puesta en escena que nos
mostrará el exceso de la violencia por parte de las autoridades.
Se aprecian perfiles de presos
propiamente españoles aunque en muchos casos la presencia latinoamericana,
colombiana más concretamente, tendrá su sitio y un particular personaje de raza
negra. Dos culturas totalmente aisladas con un denominador común: llevar a cabo
sus reivindicaciones por la fuerza. Encabezados eso si, por un hombre que nada
tiene que perder.
Asi pues, tenemos a Juan, Malamadre
y el conjunto institucional; los 3 con algo en común: conseguir tener el control
Sueños Rotos
(Jonathan Kaplan, 1999)
Un ejemplo sobre un drama
carcelario donde está presente el género opuesto será Sueños Rotos con la
puesta en escena de una cárcel femenina en Thailandia. Dos chicas encarceladas
por tráfico de estupefacientes, de nacionalidad estadounidense, falsamente
acusadas, protagonizarán este drama, habituado y rodeado de presas con
clarísimas diferencias en todos sus contextos en cuanto a la cultura sociedad
lengua política, etc. No solo se trata de ver en esta película la situación de
la mujer en la cárcel, sino también las durísimas condiciones para estas
chicas.
En el Nombre del
Padre (Jim Sheridan, 1993)
Basada en una historia real, también
fueron acusados falsamente Gerry Colon (Daniel Day - Lewis) y su padre Giuseppe,
(Pete Postlethwaite) así como algunos más entre amigos y familiares, por un
atentado con víctimas mortales en 1973 en Londres a manos del Ira.
Indignación, malos tratos,
torturas, relaciones de parentesco, solidaridad, frustración, el valor de la
fe, son algunos de los elementos que más resaltan y califican esta narrativa
Como ya se dijo, dos hombres
encarcelados injustamente, lucharán desde dentro por medios legales, y con la
ayuda desde fuera de una abogada hasta conseguir su libertad y posteriormente
justicia. Dos hombres, padre e hijo, que a pesar de sus lazos de parentesco,
tendrán sus diferencias que con el tiempo irán superando hasta llegar a
entenderse, especialmente Gerry.
Allí conocerán al responsable del
atentado del que fueron acusados, al cual evidentemente no le imputaron, a
pesar de reconocérselo a las autoridades policiales. Estas, al saberlo,
mostrarán indiferencia por sus errores, lo que le da a la película mayor
énfasis y producirá mayor rabia para el espectador. Una rabia, una frustración
como se dijo antes, que finalmente Gerry será consciente.
El Pico 2 (Eloy
de la Iglesia, 1984)
La secuela de El Pico, producción
española perteneciente al género cinematográfico del conocido como género
quinqui, nos conduce a la ya cerrada cárcel de Carabanchel durante los años 80,
en un contexto marcado principalmente por la heroína. Será está droga la
causante, la base principal de esta historia, la que vaya forjando el destino
Paco (Jose Luis Manzano), el hijo de un comandante de la guardia civil, así
como el de los personajes más cercanos que le rodean.

Cada uno de estos personajes más
secundarios mantendrá con la heroína una digamos, relación con ella, en función
de su perfil. El padre de Paco, Evaristo Torrecuadrada (Fernando Guillén) la
repudiara totalmente y tratará, por todos los medios a su alcance de ayudar a
su hijo contra ella con el fin de conseguir desengancharlo (a pesar de que en
la primera parte, le conseguirá droga para calmar el mono, algo que resulta muy
excepcional. Su compañero de cárcel, se enganchará a ella cuando le conoce,
saliendo este totalmente perjudicado. Y el apodado como Lehendakari no consume
pero si trafica con ella, lo que le mantiene tanto en una posición acomodada y
al mismo tiempo le da respeto y
reputación por parte de los demás presos. Temido también por aquellos que
traten de hacerle frente, pero no por posesión de heroína sino por haber sido
de la ETA y presumiblemente haber asesinado a un guardia civil, algo que al
protagonista le causará un cierto temor y una serie de dudas al saber que
quiere conocerle.
Contar con actores no
profesionales; diálogos y vocabulario muy coloquial y cerrado; actuaciones del
destape, (prácticas que el cine español, de estos años estaba llevando a cabo
en un proceso de evolución), y especialmente, el síndrome de abstinencia, tuvo
como repercusión una visión realista y cercana al ámbito del momento. Era pues
este, el estilo, el fondo y las formas, que el director Eloy de la Iglesia, con
la heroína como la que repercute en toda la trama carcelaria así expuesta.
La Milla Verde
(Frank Dorabont, 1999)
Paul Edgecomb (Tom Hanks)
funcionario de prisiones del corredor de la muerte, aquí conocido como la milla
verde. El y sus compañeros mantendrán diversas relaciones con los presos un
tono amable y cordial con los que allí esperan su ejecución pero siempre con
orden y rigor dentro de este pequeño espacio. Un cierto clima de paz que se
verá afectado por un nuevo funcionario llegado allí gracias a influencias de
sus superiores y creará situaciones incomodas con sus compañeros y los demás
presos, alterando incluso gravemente la convivencia carcelaria.
Por otra parte, nacerá una
especial relación entre el protagonista y un segundo protagonista sentenciado a
pena de muerte creado una situación llena de misterio donde poco a poco las
incógnitas se van desvelando.
Es la milla verde, un lugar dentro
de otro lugar, es decir, un espacio más pequeño y cerrado dentro de la propia
cárcel, la cual, queda prácticamente ausente a toda la trama, proporciona así,
una historia donde parece que el tiempo pase muy despacio, condicionando a los
presos e inclusa los que allí trabajan, haciéndoles experimentar nuevas
experiencias y ya no sólo una rutina más en su modo de vida. Una idea que en
esta película como las ya comentadas anteriormente, es llevada a cabo en este
género. Disciplina y compasión, soledad, y nostalgia, estarán muy presentes
entre los personajes que aquí conviven.
El Corredor de la
Muerte (Tim Metcalfe, 1996)
Protagonizada por James Woods, en
el papel de preso nos dará un nuevo perfil de preso, interpretando este actor a
un hombre con un estilo muy personal, sincero, auténtico y muy decidido en sus
convicciones, las cuales evolucionan y se van moldeando y modificando a lo
largo de su vida y en la última prisión donde cumple condena con una sucesión
de hechos que terminaran por transformar su conducta como preso, odiando y
despreciando a la humanidad y así mismo.
Un personaje que culpa de su forma
de ser a todo el sistema actual que le rodea y le ha tocado vivir: “los felices
años 20” y la Gran Depresión en Estados Unidos, y más en concreto, a los
sistemas penitenciarios de la época donde hace alusión a como estos, tachándolos
de lugares amotinados de presos y más presos sin darles solución alguna ni
posibilidad de reforma a quién esta encarcelo. A pesar de todo aquello de lo
que pueda ser acusado (robos, asesinatos etc) cree firmemente en la justicia e
incluso en la pena de muerte.
Entre sus cualidades destaca ser
un amante de la lectura, una vía de escape para dejar a un lado todo su odio,
al sentirse con ella incluso cercano a la idea de reformarse socialmente. Se
trata de un elemento muy importante para comprender más a este personaje.
La gran duda que se nos plantea,
será si tiene o no problemas mentales, algo que él niega con rotundidad, y nos
pondrá en serias dudas a la hora de conocer a este personaje.
Desde muy joven comenzó a
delinquir, y muy pronto conocería reformatorios y acto seguido toda clase de
prisiones, donde se demuestra como los malos tratos y torturas a los que es sometido crearán su personalidad, ya
expuesta. Un paréntesis en todo este proceso, lo marcará en una cárcel en que
las condiciones humanas para los presos serán totalmente opuestas, incluso al
protagonista le resultan amenas (recuerda al proceso de institucionalización,
en cierta medida similar, con el de la película cadena perpetua) gracias al
alcaide de esa prisión, un personaje con una política penitencia muy contraria
a las estrictas durísimas y habituales prisiones que el protagonista conoció
anteriormente. Un hombre que será apreciado por el protagonista por el buen
trato incluso fuera de lo común que recibe por parte de este.
Henry Lesser (Robert Sean Leonard)
será el carcelero que se acercará a Carl, en principio debido a los malos
tratos que sufre en la prisión de Leavenworth en donde ambos se conocerán. Un
hombre que aunque no queda del todo claro parece ser comunista, contrario totalmente
a los sistemas penitenciarios del momento, y amante de la lectura. Valores con
los que Carl se siente identificado. Ambos mantendrán una relación entre
carcelero y preso fuera de los marcos habituales a los que este tipo de géneros
cinematográficos nos tiene acostumbrados, no tanto en amistad, sino más de un
cierto compañerismo dentro de un mismo espacio tan cerrado como es el de la
cárcel.
American History X (Tony Kaye, 1998)
El odio como tema principal, y la
defensa, lealtad y conciencia de los ideales como temática secundaria saldrán a
escena en esta cinta. Derek Viniard (Edward Norton) condenado a tres años de cárcel
nos relata sus experiencias haber cumplido condenada. Una experiencia
caracterizada sobre todo por el miedo y al mismo tiempo por conocerse a sí
mismo, por darse cuenta de sus errores; por ver como su vida se iba
desperdiciando, cayendo en lo más oscuro de su personalidad. Al igual que otros
muchos presos, primero buscara su sitio, tratará de integrarse con los que en
apariencia comparten sus ideales, y sus valores, es decir, sus ideas neonazis
(un término que en ningún momento se menciona en la película).

Con el paso del tiempo se irá
dando cuenta que en la cárcel de nada sirven las esvásticas ni las cruces
gamadas, ni cualquier clase de tinte racista, sino lo que le hace sobrevivir en
prisión es no criticar a los que tratan de hacer negocios por encima de sus
convicciones e ideas. Unas ideas que poco a poco se va dando cuenta Derek de
que ninguno de sus compañeros cree en ellas realmente, sino que son más bien
algo muy superficial, una etiqueta.
En definitiva, su experiencia por
la cárcel a pesar de ser totalmente dura, resultara ser beneficiosa para el
resto de su vida y su familia, dando un giro radical a su persona, y no
por la idea de haberse
“reformado”, sino por aquel a
quien conoce dentro de la cárcel, una persona que le quitará la venda de
los ojos.
Sangre Por Sangre
(Taylor Hackford, 1993)
La puesta en escena de la prisión
estatal de San Quintín durante la década de los 70 y parte de los 80, posee un
escenario ocupado por presos de principalmente tres razas: blancos negros y
chicanos (aunque este último término puede ser discutido sobre su significado,
en la película está considerado como una raza entre quienes dicen serlo)
agrupados según el color de su piel por poder, para protegerse y/o defenderse
de aquellos que sean sus contarios.
Blancos pertenecientes a un grupo
neonazi, negros con descendencia africana, y mexicanos, chicanos, de su mismo
país, competirán por poder, fuerza, negocios etc. con tal de tener su espacio, su comodidad, su
protección individual y colectiva. Uso de alianzas, treguas, enfrentamientos,
por unos más que por otros, son muchos de los ingredientes que tiene como
resultado, la fama de esta prisión, tal como su director nos hace ver.
De modo individual, Miclo, el
protagonista, inmediatamente al llegar a esta, tratará de buscar su posición
con los que él considera su gente, integrarse con aquellos cuya raza (para él
resulta lo más importante, la base de todo aquello que representa sus valores)
es la misma que la suya. Pero sufrirá problemas debido a la tonalidad de su
piel, la cual le confunde con los blancos y tendrá dificultades para estar con
los suyos.
Montana, hombre de posición dentro
de su círculo más cerrado, La Onda, su política es la base de la diplomacia
peor no duda en hacer uso de la violencia siempre y cuando sea totalmente
necesario. Su naturaleza va acompañada de su vida personal, simbolizada en su hija, lo más
importante para él. Estar en contacto con ella, representa lo máximo, lo mejor
que puede ocurrirle en su vida.
Aider, jefe máximo de la
vanguardia ariana, los EI BI, conjunto neonazi muy cerrado, donde solo los
blancos tiene su sitio. Aprovechan cualquier motivo y excusa para hacer la
guerra, buscar enfrentamientos hacia sus contrarios, los chicanos, la onda, y
los negros, los Bi yi ei, la guerrilla negra con el fin no únicamente de
controlar el poder económico entre presos, sino además del sometimiento de su
raza sobre sus contrarios, los sometidos, en un sistema fascista ya que en
palabras de Aider “es un mundo ariano y los de color están para servirnos”.
La guerrilla negra, dirigida por
Mono figth, personaje muy parecido a Montana. El y su grupo, simbolizan la
discriminación racial sufrida durante décadas anteriores en Estados Unidos. Al
igual que Montana, no duda en hacer uso de la fuerza ante la falta de opciones
pero siempre se muestra dispuesto a dialogar con Montana.

Por otra parte hay un elemento muy
importante que destaca en esta película: el gran número de expresiones
coloquiales del que podríamos denominar como dialecto mexicano (aunque
oficialmente no existe tal dialecto, pero aquí se ha denominado así por llamarlo
de alguna manera). Es tal el número de veces que se emplea, términos tan
conocidos como “pinche” o “puto” que personalmente opino que a veces roza lo
exagerado, especialmente cuando incluso blancos y negros en esta película
también lo emplean (conviene advertir que así es al menos en la versión doblada
en español latino). Una serie de expresiones que en ocasiones pueden crearnos
dificultades a la hora de entender ciertos diálogos.
Como apunte final, merece la pena
comentar toda esa clase de elementos propios de las cárceles, esos patios
exteriores, en muchas ocasiones acompañados de elementos y artículos de
gimnasia creando así una esfera del entretenimiento dentro de las cárceles y
quienes son aquellos que tiene una posición respetable dentro de las cárceles.
Una serie de objetos que rara vez aparecen en cárceles ambientadas antes
digamos de la segunda guerra mundial aproximadamente. Otras secciones recreadas
son o bien la lavandería, otro escenario muy empleado en los dramas
carcelarios, o bien enfermería, o incluso carpinterías, sitios donde siempre
veremos a presos trabajando en ellas. No sólo se nos muestran presos y más
presos agrupados o individualmente, sino también la política penitenciaria de
cómo estos han de realizar toda una serie de labores, dentro de un sistema
establecido por las administraciones penitenciarias.❑