sábado, 6 de octubre de 2012

Rutina y supervivencia entre muros y rejas


Son en las instituciones penitenciarias y prisiones, donde el cine trata de hacernos ver el lado más humano de los distintos perfiles que podemos encontrar en estos espacios. Un mundo donde las normas, leyes, relaciones personales entre unos y otros, y, sobre todo  la convivencia entre presos dista mucho entre los muros que la separan.
Llevado al cine, nos aporta un amplio abanico de experiencias, sobre personajes muy dispares entre sí y claramente diferenciados, aunque mantienen patrones comunes en la mayoría de ocasiones.

Cadena Perpetua (Frank Dorabont, 1994)

Andrew Dufrense (Tim Robbins) acusado de doble homicidio, hombre de éxito en su trabajo, director general de una sucursal bancaria, un hombre con futuro por delante, será condenado a cadena perpetua. Paciente, tranquilo, calculador, a pesar de no ser un delincuente habitual sabrá hacer frente a las dificultades que estar en prisión le creará, gracias sobre todo a su educación, su experiencia profesional y sus conocimientos en ciencias, en especial la geología.
Nada más entrar en la cárcel se desmoraliza, e incluso los primeros años son muy duros debido a agresiones que sufrirá pero enseguida sabrá integrarse, tanto con diversos presos, como con los celadores e incluso el propio alcaide de la prisión. Se debe tener en cuenta que con estos últimos las relaciones serán prácticamente profesionales y administrativas. Todo ello, tendrá un objetivo importante para el protagonista y otros propósitos como el de sobrevivir entre los muros que lo mantienen preso.
El fenómeno de la institucionalización en los presos será otra temática reproducida en esta cinta, cuestionada por unos y por otros presos, entre los más cercanos a Andy el personaje secundario, Red (Morgan Freeman) el cual también sentirá este proceso que el mismo denomina como ya se ha dicho; institucionalizado. Un hombre con fines comerciales dentro de la cárcel dedicándose al contrabando como vía de escapa a la rutina del día a día de una prisión. Una rutina que él mismo califica como se podría decir que es el concepto clave que resume la percepción y el sentido de la vida dentro de una cárcel: rutina y más rutina, sin apenas variación en el día tras día.
El jefe de los celadores, será quien se encargue de hacernos ver la política de la violencia, de demostrar a los presos quién manda sobre ellos, el cual no dudará en propinar palizas hasta la muerte si fuese necesario, con el fin de mantener bajo control a los demás presos, que por otra parte no muestra arrepentimiento y su conciencia queda tranquila. Para él, que un preso actúe de un modo incorrecto, saltándose cualquier tipo de norma , por muy leve que pueda parecer, es suficiente para tener una excusa a la que acogerse y tener la oportunidad de poner el práctica toda clase de castigos físicos, ya sea agresiones físicas o encerrado en lo que se denomina en esta película como el “agujero” cuartos prácticamente oscuros sin apenas espacio para los presos, algo muy común en esta clase de géneros carcelarios, ya sea, que se nos muestre en alguna escena determinada, o mencionada en algún diálogo.

Celda 211 (Daniel Monzón, 2009)

En un solo día, donde transcurre un motín, fingir disimular y mentir serán las armas de defensa del protagonista Juan (Alberto Ammann) el cual deberá hacerse pasar por un preso más en el momento justo de estallar la revuelta. El miedo estará presente en él en todo momento, algo que deberá controlar para poder sobrevivir. Un miedo que irá a más con su pareja sentimental, la cual se percatará de lo ocurrido. Malamadre, (Luis Tosar) el antagonista cuidará sus intereses los cuales son también colectivos pero incluso a él mismo se le crearán dificultades y tendrá sospechas sobre Juan, hasta el punto de descubrir su verdadera identidad: un celador, uno de sus enemigos, aunque no hubiese entrado antes en contacto con Malamadre.
Por  encima, al otro lado del motín y junto a él estarán las administraciones penitenciarias, que tendrán en todo momento entrar por la fuerza, pero se lo impedirá la situación de protagonista. Unas administraciones que cuentan con Utrilla, (Antonio Resines) un funcionario como fama de practicar métodos violentos con tal de obtener información: su política y su lenguaje de relacionarse son el uso de la fuerza hasta donde sea necesario.
 Las consecuencias principales de este conflicto como base principal de la película, tendrán una serie de consecuencias fuera de ella: la reacción de los familiares de los presos agolpados a sus puertas, como reacción a la misma. Una puesta en escena que nos mostrará el exceso de la violencia por parte de las autoridades.
 Se aprecian perfiles de presos propiamente españoles aunque en muchos casos la presencia latinoamericana, colombiana más concretamente, tendrá su sitio y un particular personaje de raza negra. Dos culturas totalmente aisladas con un denominador común: llevar a cabo sus reivindicaciones por la fuerza. Encabezados eso si, por un hombre que nada tiene que perder.
 Asi pues, tenemos a Juan, Malamadre y el conjunto institucional; los 3 con algo en común: conseguir tener el control

Sueños Rotos (Jonathan Kaplan, 1999)

Un ejemplo sobre un drama carcelario donde está presente el género opuesto será Sueños Rotos con la puesta en escena de una cárcel femenina en Thailandia. Dos chicas encarceladas por tráfico de estupefacientes, de nacionalidad estadounidense, falsamente acusadas, protagonizarán este drama, habituado y rodeado de presas con clarísimas diferencias en todos sus contextos en cuanto a la cultura sociedad lengua política, etc. No solo se trata de ver en esta película la situación de la mujer en la cárcel, sino también las durísimas condiciones para estas chicas.

En el Nombre del Padre (Jim Sheridan, 1993)

Basada en una historia real, también fueron acusados falsamente Gerry Colon (Daniel Day - Lewis) y su padre Giuseppe, (Pete Postlethwaite) así como algunos más entre amigos y familiares, por un atentado con víctimas mortales en 1973 en Londres a manos del Ira.
Indignación, malos tratos, torturas, relaciones de parentesco, solidaridad, frustración, el valor de la fe, son algunos de los elementos que más resaltan y califican esta narrativa
Como ya se dijo, dos hombres encarcelados injustamente, lucharán desde dentro por medios legales, y con la ayuda desde fuera de una abogada hasta conseguir su libertad y posteriormente justicia. Dos hombres, padre e hijo, que a pesar de sus lazos de parentesco, tendrán sus diferencias que con el tiempo irán superando hasta llegar a entenderse, especialmente Gerry.

Allí conocerán al responsable del atentado del que fueron acusados, al cual evidentemente no le imputaron, a pesar de reconocérselo a las autoridades policiales. Estas, al saberlo, mostrarán indiferencia por sus errores, lo que le da a la película mayor énfasis y producirá mayor rabia para el espectador. Una rabia, una frustración como se dijo antes, que finalmente Gerry será consciente.

El Pico 2 (Eloy de la Iglesia, 1984)

La secuela de El Pico, producción española perteneciente al género cinematográfico del conocido como género quinqui, nos conduce a la ya cerrada cárcel de Carabanchel durante los años 80, en un contexto marcado principalmente por la heroína. Será está droga la causante, la base principal de esta historia, la que vaya forjando el destino Paco (Jose Luis Manzano), el hijo de un comandante de la guardia civil, así como el de los personajes más cercanos que le rodean.
 Cada uno de estos personajes más secundarios mantendrá con la heroína una digamos, relación con ella, en función de su perfil. El padre de Paco, Evaristo Torrecuadrada (Fernando Guillén) la repudiara totalmente y tratará, por todos los medios a su alcance de ayudar a su hijo contra ella con el fin de conseguir desengancharlo (a pesar de que en la primera parte, le conseguirá droga para calmar el mono, algo que resulta muy excepcional. Su compañero de cárcel, se enganchará a ella cuando le conoce, saliendo este totalmente perjudicado. Y el apodado como Lehendakari no consume pero si trafica con ella, lo que le mantiene tanto en una posición acomodada y al mismo tiempo  le da respeto y reputación por parte de los demás presos. Temido también por aquellos que traten de hacerle frente, pero no por posesión de heroína sino por haber sido de la ETA y presumiblemente haber asesinado a un guardia civil, algo que al protagonista le causará un cierto temor y una serie de dudas al saber que quiere conocerle.
Contar con actores no profesionales; diálogos y vocabulario muy coloquial y cerrado; actuaciones del destape, (prácticas que el cine español, de estos años estaba llevando a cabo en un proceso de evolución), y especialmente, el síndrome de abstinencia, tuvo como repercusión una visión realista y cercana al ámbito del momento. Era pues este, el estilo, el fondo y las formas, que el director Eloy de la Iglesia, con la heroína como la que repercute en toda la trama carcelaria así expuesta.

La Milla Verde (Frank Dorabont, 1999)

Paul Edgecomb (Tom Hanks) funcionario de prisiones del corredor de la muerte, aquí conocido como la milla verde. El y sus compañeros mantendrán diversas relaciones con los presos un tono amable y cordial con los que allí esperan su ejecución pero siempre con orden y rigor dentro de este pequeño espacio. Un cierto clima de paz que se verá afectado por un nuevo funcionario llegado allí gracias a influencias de sus superiores y creará situaciones incomodas con sus compañeros y los demás presos, alterando incluso gravemente la convivencia carcelaria.
Por otra parte, nacerá una especial relación entre el protagonista y un segundo protagonista sentenciado a pena de muerte creado una situación llena de misterio donde poco a poco las incógnitas se van desvelando.
Es la milla verde, un lugar dentro de otro lugar, es decir, un espacio más pequeño y cerrado dentro de la propia cárcel, la cual, queda prácticamente ausente a toda la trama, proporciona así, una historia donde parece que el tiempo pase muy despacio, condicionando a los presos e inclusa los que allí trabajan, haciéndoles experimentar nuevas experiencias y ya no sólo una rutina más en su modo de vida. Una idea que en esta película como las ya comentadas anteriormente, es llevada a cabo en este género. Disciplina y compasión, soledad, y nostalgia, estarán muy presentes entre los personajes que aquí conviven.

El Corredor de la Muerte (Tim Metcalfe, 1996)

Protagonizada por James Woods, en el papel de preso nos dará un nuevo perfil de preso, interpretando este actor a un hombre con un estilo muy personal, sincero, auténtico y muy decidido en sus convicciones, las cuales evolucionan y se van moldeando y modificando a lo largo de su vida y en la última prisión donde cumple condena con una sucesión de hechos que terminaran por transformar su conducta como preso, odiando y despreciando a la humanidad y así mismo.
Un personaje que culpa de su forma de ser a todo el sistema actual que le rodea y le ha tocado vivir: “los felices años 20” y la Gran Depresión en Estados Unidos, y más en concreto, a los sistemas penitenciarios de la época donde hace alusión a como estos, tachándolos de lugares amotinados de presos y más presos sin darles solución alguna ni posibilidad de reforma a quién esta encarcelo. A pesar de todo aquello de lo que pueda ser acusado (robos, asesinatos etc) cree firmemente en la justicia e incluso en la pena de muerte.
Entre sus cualidades destaca ser un amante de la lectura, una vía de escape para dejar a un lado todo su odio, al sentirse con ella incluso cercano a la idea de reformarse socialmente. Se trata de un elemento muy importante para comprender más a este personaje.
La gran duda que se nos plantea, será si tiene o no problemas mentales, algo que él niega con rotundidad, y nos pondrá en serias dudas a la hora de conocer a este personaje.
Desde muy joven comenzó a delinquir, y muy pronto conocería reformatorios y acto seguido toda clase de prisiones, donde se demuestra como los malos tratos y torturas a los que  es sometido crearán su personalidad, ya expuesta. Un paréntesis en todo este proceso, lo marcará en una cárcel en que las condiciones humanas para los presos serán totalmente opuestas, incluso al protagonista le resultan amenas (recuerda al proceso de institucionalización, en cierta medida similar, con el de la película cadena perpetua) gracias al alcaide de esa prisión, un personaje con una política penitencia muy contraria a las estrictas durísimas y habituales prisiones que el protagonista conoció anteriormente. Un hombre que será apreciado por el protagonista por el buen trato incluso fuera de lo común que recibe por parte de este.
Henry Lesser (Robert Sean Leonard) será el carcelero que se acercará a Carl, en principio debido a los malos tratos que sufre en la prisión de Leavenworth en donde ambos se conocerán. Un hombre que aunque no queda del todo claro parece ser comunista, contrario totalmente a los sistemas penitenciarios del momento, y amante de la lectura. Valores con los que Carl se siente identificado. Ambos mantendrán una relación entre carcelero y preso fuera de los marcos habituales a los que este tipo de géneros cinematográficos nos tiene acostumbrados, no tanto en amistad, sino más de un cierto compañerismo dentro de un mismo espacio tan cerrado como es el de la cárcel.

American History X (Tony Kaye, 1998)
El odio como tema principal, y la defensa, lealtad y conciencia de los ideales como temática secundaria saldrán a escena en esta cinta. Derek Viniard (Edward Norton) condenado a tres años de cárcel nos relata sus experiencias haber cumplido condenada. Una experiencia caracterizada sobre todo por el miedo y al mismo tiempo por conocerse a sí mismo, por darse cuenta de sus errores; por ver como su vida se iba desperdiciando, cayendo en lo más oscuro de su personalidad. Al igual que otros muchos presos, primero buscara su sitio, tratará de integrarse con los que en apariencia comparten sus ideales, y sus valores, es decir, sus ideas neonazis (un término que en ningún momento se menciona en la película).
Con el paso del tiempo se irá dando cuenta que en la cárcel de nada sirven las esvásticas ni las cruces gamadas, ni cualquier clase de tinte racista, sino lo que le hace sobrevivir en prisión es no criticar a los que tratan de hacer negocios por encima de sus convicciones e ideas. Unas ideas que poco a poco se va dando cuenta Derek de que ninguno de sus compañeros cree en ellas realmente, sino que son más bien algo muy superficial, una etiqueta.
En definitiva, su experiencia por la cárcel a pesar de ser totalmente dura, resultara ser beneficiosa para el resto de su vida y su familia, dando un giro radical a su persona, y no por  la idea de haberse “reformado”, sino por aquel a  quien conoce dentro de la cárcel, una persona que le quitará la venda de los ojos.

Sangre Por Sangre (Taylor Hackford, 1993)

La puesta en escena de la prisión estatal de San Quintín durante la década de los 70 y parte de los 80, posee un escenario ocupado por presos de principalmente tres razas: blancos negros y chicanos (aunque este último término puede ser discutido sobre su significado, en la película está considerado como una raza entre quienes dicen serlo) agrupados según el color de su piel por poder, para protegerse y/o defenderse de aquellos que sean sus contarios.
Blancos pertenecientes a un grupo neonazi, negros con descendencia africana, y mexicanos, chicanos, de su mismo país, competirán por poder, fuerza, negocios etc. con tal  de tener su espacio, su comodidad, su protección individual y colectiva. Uso de alianzas, treguas, enfrentamientos, por unos más que por otros, son muchos de los ingredientes que tiene como resultado, la fama de esta prisión, tal como su director nos hace ver.
De modo individual, Miclo, el protagonista, inmediatamente al llegar a esta, tratará de buscar su posición con los que él considera su gente, integrarse con aquellos cuya raza (para él resulta lo más importante, la base de todo aquello que representa sus valores) es la misma que la suya. Pero sufrirá problemas debido a la tonalidad de su piel, la cual le confunde con los blancos y tendrá dificultades para estar con los suyos.
Montana, hombre de posición dentro de su círculo más cerrado, La Onda, su política es la base de la diplomacia peor no duda en hacer uso de la violencia siempre y cuando sea totalmente necesario. Su naturaleza va acompañada de su vida personal,  simbolizada en su hija, lo más importante para él. Estar en contacto con ella, representa lo máximo, lo mejor que puede ocurrirle en su vida.
Aider, jefe máximo de la vanguardia ariana, los EI BI, conjunto neonazi muy cerrado, donde solo los blancos tiene su sitio. Aprovechan cualquier motivo y excusa para hacer la guerra, buscar enfrentamientos hacia sus contrarios, los chicanos, la onda, y los negros, los Bi yi ei, la guerrilla negra con el fin no únicamente de controlar el poder económico entre presos, sino además del sometimiento de su raza sobre sus contrarios, los sometidos, en un sistema fascista ya que en palabras de Aider “es un mundo ariano y los de color están para servirnos”.
La guerrilla negra, dirigida por Mono figth, personaje muy parecido a Montana. El y su grupo, simbolizan la discriminación racial sufrida durante décadas anteriores en Estados Unidos. Al igual que Montana, no duda en hacer uso de la fuerza ante la falta de opciones pero siempre se muestra dispuesto a dialogar con Montana.
Por otra parte hay un elemento muy importante que destaca en esta película: el gran número de expresiones coloquiales del que podríamos denominar como dialecto mexicano (aunque oficialmente no existe tal dialecto, pero aquí se ha denominado así por llamarlo de alguna manera). Es tal el número de veces que se emplea, términos tan conocidos como “pinche” o “puto” que personalmente opino que a veces roza lo exagerado, especialmente cuando incluso blancos y negros en esta película también lo emplean (conviene advertir que así es al menos en la versión doblada en español latino). Una serie de expresiones que en ocasiones pueden crearnos dificultades a la hora de entender ciertos diálogos.
Como apunte final, merece la pena comentar toda esa clase de elementos propios de las cárceles, esos patios exteriores, en muchas ocasiones acompañados de elementos y artículos de gimnasia creando así una esfera del entretenimiento dentro de las cárceles y quienes son aquellos que tiene una posición respetable dentro de las cárceles. Una serie de objetos que rara vez aparecen en cárceles ambientadas antes digamos de la segunda guerra mundial aproximadamente. Otras secciones recreadas son o bien la lavandería, otro escenario muy empleado en los dramas carcelarios, o bien enfermería, o incluso carpinterías, sitios donde siempre veremos a presos trabajando en ellas. No sólo se nos muestran presos y más presos agrupados o individualmente, sino también la política penitenciaria de cómo estos han de realizar toda una serie de labores, dentro de un sistema establecido por las administraciones penitenciarias.❑

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